11 diciembre, 2011

Maravillas y canciones tristes. (4)

Caminar no siempre ha sido mi fuerte,
pero ahora sí me gusta caminar, antes era más vaga,
ahora soy más de "Carpe Diem", la vida es así.

Me gusta sobre todo por las ciudades, me gusta observar, a todos nos gusta supongo,
(observando la vida fue como los filósofos se dieron cuenta que vivían en un cosmos,
-un todo ordenado-), pero mi habitación no entiende de cosmos ni de organizaciones,
es un caso perdido, al igual que mi cabeza.
"Oye... que yo encuentro mi orden en mi desorden", sí, mentira. Más perdida y no lo cuento.

Me gusta caminar de noche y en silencio, oyendo los ruidos de al rededor,
caminar con las luces nocturnas, que tienen colores que no puedes apreciar de día,
y muchas veces sin rumbo fijo, perder el tiempo se me da bien.
asi nunca sabes lo que te puedes encontrar
o que te puede sorprender


Hoy no he salido de mi cuarto, -hoy y cinco días-
no he parado de ver películas sensiblonas
para llorar y descargarlo todo.
A veces me doy miedo, me siento mejor llorando
por otras desgracias de otras personas que son pura ficción...
El ser humano, te lo prometo, es un ser muy curioso.


Me soné los mocos, decidí levantarme de la cama
y salir al balcón, me estaba esperando,
porque allí estaba, grande, silenciosa, mirandome
y probablemente, riéndose de mí.


Ya no me gusta mirar tanto el cielo, me hace sentir mal,
me recuerda que yo nunca tuve nada tan profundo.
Pero eso me hace recordar en las cosas profundas que vivimos,
pequeñas, simples, pero bonitas... después de todo.


Íbamos caminando sabes, sería Febrero,
de esas primeras veces que quedas con una persona
y no paras de hablar,
porque cerrar la boca es prácticamente imposible
ya que los labios te tiemblan
y mueves las manos porque no se podría dejarlas quietas.
Y hablabamos, y tú me decías "Eh, mira eso..."
y yo te decía "Pues mira aquello otro",
que aún pensar que sucedería algo no es que fuera imposible,
pero no lo pensábamos por verguenza
o por timidez, la timidez del principio.


Y la calle era de adoquines, serían las 6 y media
porque ese momento todo era dorado
y entonces dijiste:


"¿Cómo puede ser que seas tan maravillosa?"


Y como yo no creo en el amor a las primeras semanas
te solté un "Solo dices eso porque te gusto"
Y en la puta hora lo dije porque me dijiste
lo más ingenioso y perfecto que podría haber oído


"No eres maravillosa porque me gustes... me gustas porque eres maravillosa"


Y yo te sonreí, ¿Qué iba a hacer? "Gracias..."


A veces pienso que realmente no tenías que hacer tanto
para contentarme o hacer que yo me sintiera bien.
Solo bastaba con decir frases bonitas,
o enviarme un mensaje de madrugada diciendome
cuánto me apreciabas o cosas así.
El material es otro rollo.
Ya sabes que no me gustan que me regalen,
pero no pido algo material, sino algo que me demostrara
que tu corazón estaba ahi, en mi mano aún,
y que si abría la ventana para que entrara aire
solo me llegaría tu respiración.
O que si iba a salir a la calle, estuvieras en cada esquina
para recordarme lo especial que era.
-Pequeños esfuerzos para grandes sonrisas-


Y no, lo dejaste pasar... porque sabías que yo no me iba a ir.
Y ahora me estoy planteando empezar a hacer las maletas.


Qué los detalles no son graffitis ni flores,
son otras cosas, otros rollos,
como tú, que siempre fuiste otro rollo
Y ahora todo es lo mismo, todo es igual
puta rutina y puto de todo...


Y que vuelva a hacer como antes, porfavor porfavor,
pero lo mejor de todo es que nunca lo será
porque las personas cambiamos
y todo cambia.


Y al final, películas románticas tristes
y canciones tristes para alimentar la depresión.

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