27 diciembre, 2014

AMOR VERDADERO

Hace una semana me dijeron que mi gata (a la que siempre he querido con todo mi corazón) había muerto. Yo llegué dos días después de que esto pasara.

"Si hubiese vuelto antes la habría visto otra vez", fue lo primero que pensé.

Esto me ha llevado a pensar que nunca podré saber cuando será la última vez de todo lo que me rodea o me es familiar, incluso rutinario. Todo eso que está ahí y de repente se va. No puedo saber que pasará en el futuro ni cuándo será el final de nada, sólo que todo tiene fecha de caducidad. Y al final todo pasa, lo malo y lo bueno.

Tengo una especie de tormenta interior que estalla constantemente con preguntas que me revuelven el estómago y hacen que me sienta estúpida. Suena muy poético.             Y jodido.
Me pregunto si seré capaz de recordar siempre cómo ronroneaba,
cómo era el tacto de su pelaje,
cómo me consolaba cuando lloraba y nadie más podía hacerlo,
su calidez,
el color de sus ojos.
A ella durmiendo.

No quiero olvidarla, la quiero para toda la vida.

Se convirtió en el amor de mi vida hace 3 años y al irme a Madrid lloré por dejarla aquí, pasando muy mal los primeros días al ver que no venía y me despertaba. A todo se acostumbra uno y al final me acostumbré a no tenerla físicamente, pero en cambio hablaba de ella constantemente y la tenía presente para mí y para todos los que me rodeaban: contando anécdotas suyas, enseñando sus fotos, hablando de las ganas que tenía de abrazarla... "Qué pesada con tu gata, de verdad", lo sé, lo siento, pero es amor de verdad.

Después de una semana y de muchas llantinas con mi madre he decidido ser fuerte y aceptar que se ha ido de mi vida, que no va a volver y que tengo que asumir la situación. Lo que no sé qué significa exactamente "aceptar que no está", porque lo relaciono a olvidar, precisamente lo que no quiero hacer, (y dudo que pueda).Sólo alguien que haya tenido un compañero tan cercano puede entender el vínculo tan fuerte que se puede llegar a formar, sin necesidad de largas charlas ni salidas de borracheras. Es algo mágico. Y estoy sin duda agradecida de haber podido tener algo así de maravilloso.

Aceptar que no está es estúpido e incluso negativo, prefiero enfocarlo de otra forma, pensar que lo que tengo que aceptar es que tuve una gatita que siempre que estaba mal me acompañaba, que me hacía reír constantemente cuando jugaba y que siempre correspondió a mis sentimientos. Y un día se fue, solo eso. No sé dónde, pero no me preocupa porque yo tampoco sé a donde voy.

Nunca se irá de dónde yo la coloqué el primer día que la vi, se ganó ese lugar con cada día que pasaba a mi lado y estoy segura de que se va a quedar en ese sitio para siempre, conmigo, dentro.


 


 

21 diciembre, 2014

Empezar de nuevo

Casi dos años después de haber abandonado este blog a su suerte, hay unos determinados factores que me han impulsado a ello, he decidido volver. Es curioso porque dudo que alguien lo lea o haya seguido mis entradas tanto como para que haya notado mi ausencia o simplemente se percate de que he vuelo (DRAMATISMO). Pero todo sea dicho: me apetece compartir otra vez algo de mí con el resto del mundo, albergando la esperanza de que alguien se pare a leerlo o entienda esos pensamientos que a veces me vuelven loca.

Estoy un poco cansada de mis diarios de cuadernos, escondidos en cajones y de la vista de aquellos a los que nombra y de los que ha girado mi vida estos últimos años, -pero ni loca dejaría de escribir en ellos-. Desde pequeña empecé a escribir porque sentía que en algún momento de mi vida me gustaría volver a leer todas aquellas cosas que he vivido y de las cuáles ya sabía en ese momento que no me acordaría... y voilà  no recuerdo mucho desde los 10 a los casi 20 años que he vivido, de lo poco que recuerdo algunas cosas me gustaría olvidarlas y otras no quiero olvidarme nunca. En parte estoy bastante enfadada conmigo misma, porque he abandonado todas esas experiencias y recuerdos a su suerte, condenándolos a que en 10, 20, 30 años una YO más diferente (o igual), pueda leer esas cosas de mi vida que se escaparán de mi memoria. A veces soy muy egoísta hasta conmigo misma.

Nunca he creído en el destino, por eso siempre he escrito todo lo que he vivido, para demostrarme a mi misma que nada está escrito, sólo hasta que sucede es cierto, y siempre todo puede dar un giro de 360º. Apoyo la idea de que nada es definitivo. Y esto es algo que me gusta pensar cuando estoy comiéndome la cabeza con tonterías, aún después de tantos años. Es bonito ver como crecemos y como la forma de pensar también lo hace, así como antes los problemas más importantes eran totalmente distintos a los de unos años más tarde, todo nuestro mundo cambia y crece con nosotros. Ahora quizás llegar a fin de mes o organizarse para poder entregar todas las prácticas de la universidad a tiempo es algo bastante importante, más que un novio.

No tengo una vida muy interesante en general, y quizás ningún talento que pueda mostrarle al mundo, pero es mi vida y desde hace 20 años tengo un par de cosas que contar. Así que prefiero pensar que por muchos años que pasen, nunca es tarde para retomar o luchar por aquellas cosas que nos apasionan.

Después de una pequeña mudanza, un par de cambios neuronales y unas historias nuevas que contar en otra ciudad... ¡Empezamos de nuevo!