19 abril, 2012

Exilio matemático al fondo de tus ojos





Algunas veces cuando algo se repite bastante, me acaba cansando; como el café, como pintarme los ojos, y como últimamente me suele pasar por estas fechas, estudiar hasta tarde. Es de estos días en los que me apetece hacer otras cosas y quitarme de encima aquellas que hago siempre, y no sé por qué me han entrado ganas de hacer volar una cometa y también de luchar por mis sueños y estar días enteros durmiendo. La ambición se ha ido con los días fríos, también se han ido muchas otras cosas con esos días. Menos las matemáticas y los números.

Me gustaría quitarme las matemáticas de encima, quitarme esos problemas que no resuelven los míos y las divisiones que en realidad sólo dividen mi tiempo. Y después de tanta operación he llegado a la simple conclusión de que a veces, mis pensamientos son más complicados que cualquier ecuación o derivada, y normalmente, encuentro más racional mirar una mota de polvo e intentar calcular su masa que intentar buscar la lógica de las estupideces sin sentido que me salen de la boca. Tengo mis días contabilizados, podría hacer perfectamente una gráfica del tiempo que invierto en lo que suelo hacer, incluso podría redactar perfectamente el dinero que me gasto a la semana en transporte público, hasta todo lo que me he gastado en mi vida, que probablemente asciende a más de 100 euros. Y sé que todo esto, todas esas letras unidas y todos esos números calculados sólo demostrarán que tengo una vida común y aburrida, como la de miles de españoles que no saben que hacer con sus vidas y la dedican a perder el tiempo.Pero confieso que hay sólo una parte de mi tiempo que sé que no podría invertir mejor y sé que esa parte hace balanza al resto de cosas que intentan tirarme al suelo.

Por eso, para lo único que me han servido últimamente los números, es para darme cuenta que el índice de ausencia de la masa de tus manos, se eleva con cada minuto que pasa. Y que la probabilidad de las ganas que tengo de verte asciende progresivamente cada día. Después de todo tú eres más racional que todo esos problemas sobre economía o sobre ángulos sin sentido y rectas que no tienen ningún destino. Todo eso sobre que la física y las matemáticas son perfectas, es porque están analizadas y calculadas hasta en su más mínimo detalle, en eso podría admitir que te he estudiado de la misma manera, así que asumo que eres perfecto en la composición que te forma: el ángulo que se forma en tu boca cuando sonríes no es exacto, pero es mejor que uno de 90º, también me ha dado por calcular la cantidad de café que contienen tus ojos, sin leche y sin azúcar, así a secas, al igual que la proporcionalidad entre el número de abrazos y la intensidad con la que me los das, que te aseguro que explican perfectamente la sensación de que me sienta cobijada y segura a tu lado.

Pero sobre todo matemática y físicamente no hay nada más perfecto que tus ojos, no tengo solución cuando los miro, no puedo estudiarlos como estudio otras cosas, porque te juro que cada vez que decides dirigirlos a los míos, dejo de lado los números, los problemas racionales, las ecuaciones e incluso las palabras. Olvido incluso el diámetro que los compone, y por un momento, me exilio en ellos, e intento llegar a su fondo, calcular si existe o imaginarme si no, como podría ser. Pero es imposible, las matemáticas no entienden sobre la intensidad de las miradas, ni tampoco del exilio a los tuyos.


06 abril, 2012

Por elección propia

Creo que por el tipo de sociedad en el que vivimos, a veces, sería imposible no comportarse de una manera individualista ni egoísta. Y por no haber visto nunca un drama de Hollywood no quiere decir que no se tenga la vena dramática, todos la tenemos, sólo que algunos la disimulan mejor y otros tienen la capacidad de anularla ante los desconocidos para no parecer perfectos idiotas. Pero ser idiota es sólo cuestión de puntos de vista. Todo depende del punto de vista del que me encuentre, y casi siempre, del que decida mirarlo.

La soledad no siempre se elige de igual forma, a veces ni siquiera se elige,tampoco se mira siempre del mismo punto de vista, ni siquiera se siente igual. Muchas veces he decidido sentirme sola, creo que por querer encontrar algo que ya tenía, o que simplemente, que no existía, (nos quedan demasiadas cosas por crear aún), otras creo que porque lo prefería así. Siempre que elijo yo mis situaciones, la cosa no va tan mal. No me siento tan perdida y aún así voy sin mapa y por cualquier sitio.

Después está la que no decides tú, la que es como obligada, viene de frente y para contrarrestrar la tensión le dices: "Hola", pero no suele contestar aunque sabes que está ahí. Entonces no sé por qué extraña razón, olvidas que hay otras cosas más importante que eso, olvidas que puedes mirarlo desde otro punto de vista, olvidas que hay personas que están dispuestas a hacerte compañía. Olvido todo eso porque creo que a veces me gusta sentirme desgraciada, entre otras tantas cosas, nunca seré desgraciada, simplemente desagradecida y estúpida. Siempre es más difícil cuando tú no lo eliges pero tienes que aceptarlo. Siempre es más fácil no intentar hacer nada para sentirte mejor y echarle la culpa al resto. No pensar es más fácil... y más estúpido.

Quiera o no, creo que siempre llega un punto en el que me paro, después de todos esos rayones  y después de toda esa rabia y ese odio, después de todas las vueltas que doy sobre las cosas con o sin sentido que puedo llegar a pensar, y después de todas las vueltas y releídas de páginas que hago, después de todo eso, llega un punto en el que ni aunque quiera, puedo seguir. Supongo que ahí debo aceptarlo. Todos lo hacemos alguna vez, así que tan malo no debe de ser, ni siquiera para mi, ni siquiera para lo que pueda venir.

Y tras esos momentos, es inevitable que llegue a pensar que a veces soy demasiado egoísta e individualista, y puede que yo quiera echarle la culpa a la sociedad, pero muy en el fondo, tras todas esas mantas de autoengaño, sé que yo soy la primera que lo permito. Así que puede que en parte me guste serlo. A todos nos gusta nuestra vena dramática, sólo que algunos la esconden muy bien y otros no saben como mantenerla callada con un bozal. Pero a mi no me criaron como a un perro, tampoco para ser conformista, y sinceramente, yo no me permitiría nunca serlo. 

01 abril, 2012

A veces creo que la vida me dice "no"
y sólo me está diciendo "espera"
pero a veces vocaliza muy mal,
parece que quiere reírse de nosotros constantemente
y puede que sea así


Pero te juro que nunca una espera 
se me había hecho tan larga,
ni un no se me había parecido tanto a un "tal vez".


Y mira que las esperanzas son malas, dañan el alma y el ánimo,
a veces se te echan encima 
como para darte un abrazo,
cuando estás medio a la mitad,


y ya sabes que no hay nada mejor que un abrazo 
cuando se está mal, para que no te sientas tan estúpido


lo peor de todo es que me siento mejor así,
lo peor de todo es que 
me acuerdo de cuando tú me lo dabas,
lo peor de todo es que sigues sintiéndote estúpido

Me matas a gustos y disgustos. 
Y a veces, lo admito, 
duele de verdad.
No sé que prefiero, 
que choques contra mi vida de golpe y nos matemos ambos,
o que te esfumes de ella y me mate la necesidad a mí sola.