Mis inseguridades van a ser mi comida de cada mañana, cada mañana en la que abra los ojos y vea que tú no estás, ni debes estar, en las que todas las cosas que tenían que ver contigo quedan como perdidas, como difuminadas, como a medias, como rotas...
Para esta bajada voy a necesitar un paracaídas, para poder saltar siempre que los recuerdos intenten atacarme por allí a donde yo vaya o vuelva, y un paraguas quizás, para amortizar todas las cosas que nos quedaron por hacer y que se quedarán como otras muchas cosas, en el baúl de los recuerdos y de los sueños a medio hacer.
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