31 enero, 2012

La fina línea entre el Adiós y el Hasta pronto.


Hace 330 y pico días que pensé que, hay personas únicas, como lo has sido tú, que acaban separándose de uno, sin decir adiós ni dejar una carta de despedida o al menos, decir un "Hasta Pronto", que es algo así como un adiós disfrazado con un vestido de ignorancia a la apariencia del que se lo traga, (es un adiós después de todo). Esas personas únicas desaparecen, no dejan pistas para que las busques, y tienes que acabar aceptando que no hay que buscar más, porque se han ido y punto. Lo único con lo que te puedes quedar es con un par de fotos,  y algunos recuerdos cascados que con el tiempo perderán la emoción de lo que realmente fue.


Pero yo creo que esas personas no se van. Siguen siendo únicas. Y hay veces que se quedan a dormir contigo y recrean situaciones contigo en los sueños, te hablan y te dicen cómo les van las cosas. Tú ahí debes suponer que no tal mal como pensabas, y que son felices, pero será porque no paran de sonreír.
Lo bonito entre esos sueños y tú, es que tú no parabas de sonreír en la realidad tampoco.


Y mira que me costó aceptar que no fue un adiós por tu parte, que te fuiste y ya está. Supongo que lo más difícil para mi, fue darme cuenta de que fue un hasta pronto por mi parte también, que ambas decidimos irnos.  A navegar por otro mar. Con otras tempestades. Con otros piratas y otros peces.


Estar juntas fue una opción que acabamos por ignorar, yo sólo sé que ambas pudimos estarlo, y por algún tipo de explicación que nunca me he parado a pensar, (Puede que sí, demasiadas veces), no quisimos volver a ser nosotras. Lo que éramos cuando nos juntábamos la una con la otra. Cosas de la vida, nos dio por calificarlo, porque no podíamos auto-culparnos de algo que se nos fue de las manos y empezó a andar por si solo.


Hoy, tras tantos días, me dio por recordarte, (aunque lo hago con frecuencia); así, como cuando te reías y se te hacía un huequito de sonreír tanto, (y eso que empecé a coleccionarlos al conocerte), y casi llorabas de la emoción que te había entrado por un momento en el que algo había perdido total sentido o era muy absurdo. Lo cierto, es que te reías por muchas cosas que yo no. Eso me parecía increíble. Diferente en un cierto sentido. Tienes la capacidad de parecer especial sólo con reírte, tu misma dibujas las líneas de tu personalidad con tu actitud, la bordas a la perfección pensando que la risa es la mejor forma de ser feliz.
Eres feliz, siempre. Siempre lo has sido.


¿Sabes?, nos quedamos con la palabra en la boca, nos despedimos sin darnos cuenta y cuando reaccionamos, todas esas cosas que nos quedaban por hacer dejaron de ser objetivos y sueños, y empezaron a rodar por el baúl de los recuerdos, esos en los que confundes la realidad con lo que quisiste hacer, y empezaron a coger polvo. Nosotras cogimos polvo, nos olvidamos la una a la otra en algún recoveco.


Y es que, hay veces, y es muy en serio, me da por sacar de por ahí tus fotos y mirarlas. Hay veces, imagínate, que me basta con mirar las fotos que colgué en mi pared, (te merecías ese puesto), en las que sonríes con la sonrisa de siempre, con la mirada de siempre y estás perfecta: Con la nariz manchada de la tarta de cumpleaños que Omar te tiró a la cara, o con el globo ese que le pedimos al payaso el día que fuimos a Candelaria. Nunca has cambiado ahí, y entonces, no me hace falta recordarte, o pensar en otras situaciones, esas son increíbles, lo fueron y lo seguirán siendo.
Y ya no por nada, sino porque además de que estás tú,
estamos juntas, y además,
sonríes.
me sonríes.


(Sacar brillo a los recuerdos de vez en cuando no es tan malo, siempre te recojo de las esquinas y te convierto en una realidad que pasó hace mucho)


Hasta pronto, nos faltó decir, Hasta pronto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario