22 enero, 2012

Un día: 365 junto a ti; Una fecha: Los dobles patos (22).

Como tú una vez dijiste, hay ciertos tipos de gestos o
de situaciones que te pasan en el día a día,
situaciones y gestos en los que aunque sean inconscientes
o no sean importantes en ese momento,
puede que acaben siendo grandes decisiones o
puntos importantes en un futuro.

Yo antes pensaba que muchas de las cosas
que nos pasan están predestinadas, que existía un efecto
de casualidad-efecto, pero no de causalidad-efecto.
Me basaba en que cualquier cosa que me ocurriese
no era basada en actitudes mías pasadas,
sino en algo mucho mayor que nos controlaba y nos acababa
obligando a hacer algo o
desembocar en algún tipo de situación.

Típico, no podría admitir nunca, en ese caso,
que yo había hecho algo para merecer eso
o que yo misma me lo había buscado,
dado que la vida ha sido la que me ha llevado a tal punto.
¡No yo!, ¿Cómo uno mismo va a desearse el mal?

Luego creo que me dí un tortazo en la cabeza,
(ya sabes que soy muy patosa),
y entonces pensé, que yo había caído,
no por nada, sino porque yo misma había tropezado.
Entonces pensé
"Admitir un error a veces no es tan malo después de todo"

Cambiar el punto de vista es una opción que siempre llega tarde;
me he visto obligada a hacerlo dado que me ha pasado algo en lo que he
tenido que pararme y reflexionar.

Las cosas no suceden porque sí,
suceden porque día a día nosotros hacemos que sucedan,
es probabilidad y causalidad.
No otra cosa sobre el destino ni paranoias de esas, ya sabes.

Por eso dependiendo de una manera de actuar u otra,
acabaré consiguiendo grandes oportunidades,
que serán grandísimas, o consiguiendo grandes y patéticos errores,
que me han hecho darme un tortazo contra la realidad,
y muchas veces, enseñado a  tragar saliva y ver que
tragar no siempre es tan fácil, que a veces
parece como si en vez de babas, fueran bolas de pelo que no están
dispuestas a bajar tu garganta.

Pero que, siempre tal y como me tome esos errores o esas oportunidades,
siempre debo tener en cuenta y valorar más que nada, el que si yo hubiese
estado segura de que eso era lo correcto y en lo que realmente valía la pena arriesgar.

Contigo he cometido errores, puede que muchos y muy grandes.
Pero tu has estado ahí para recordarme que se puede aprender de ellos,
y que cuando lo haces, ambos nos damos cuenta de que un desliz no se
podría comparar a todas esas veces que estamos juntos.

Pero aprendemos porque más que nada, nos duele.
Y eso nos ayuda a no volver a cometerlos.
A cambiar nuestro punto de vista y nuestra visión de las cosas,
eso hace que ese tipo de cosas que miramos, cambien.

Pero contigo ha cambiado todo. Sigo siendo yo, pero mejor,
contigo soy una versión mejorada de mi misma, ambos lo somos.
Somos mejor que cualquier cosa predestinada,
o cualquier milagro que se pueda producir por ahí,
y, ¿sabes por qué?

Porque lo nuestro no ha sido predestinado, nosotros decidimos estar juntos,
y tal vez, por efecto, hemos trabajado el hacer de nosotros algo mejor
y el querernos tanto.

Somos mejor que todo eso, porque lo nuestro desde el  principio
a sido consciente, y hemos sabido que lo que queríamos era estar con el otro.

Por eso tú en sí has sido una oportunidad de cambio para mi,
pero a la vez, has sido ya no, buena opción,
sino la única y mejor decisión que podría haber tomado.
(Que tomamos)

Me contagias de ti cada segundo que estás conmigo
y nunca me he alegrado tanto de estar en cuarentena
durante tanto tiempo,
sobretodo
si es contigo claro,
sobretodo
si es a tu lado, evidente,
sobretodo
si nos queremos tanto, por supuesto...

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