11 febrero, 2012

Eso sí

Tengo dos gatos en mi vida. Aparecieron en una caja, creo que ya estaban esperándome. Son hermanos, y eso que no se parecen en mucho, pero duermen y juegan juntos. Tampoco les importa compartir el cuenco de la leche y de la comida. A veces me miran, a veces me hablan... Y eso que aún no saben decir mi nombre, tienen miedo a aprendérselo y luego no saber olvidarlo. Yo quería un gato, y ahora tengo dos.
Mientras estos dos gatos me arañan por las noches, yo duermo,
mientras ellos duermen por el día, yo estoy arañando hojas con algunas palabras.

Cuando llego a casa después de clase, me esperan al final de la escalera, se acercan a saludarme y a arañarme un poco. Cuando yo me levanto, ellos se acercan para darme los buenos días, aunque no sean tan buenos. Estos dos gatos son inseparables, si separas al uno del otro se ponen tristes.

Yo quiero que estos dos gatos me vean sonreír, como yo los veo jugar y destrozar mis calcetines.
Que en los días de Luna salgan conmigo, -aunque haga frío-, a mirarla y no se vayan. Aunque maúllen.

Si no tengo bufandas ni calcetines, que ellos me ayuden a hilar lo que antes jugando han destrozado.
Le voy a dar un nuevo uso a los sombreros, ya no son para la cabeza, son para balancearse y para reírse mucho. Si un gato me viera hacer algo prohibido, que me guarde el secreto y que no me delate. Que yo tampoco saldré a buscarlo cuando se vaya de casa y no vuelva por las  noches. Y que si el miedo nos come, nos miremos a los ojos firmes, aunque ladren los perros fuera, que nos daremos fuerzas para seguir.

Quiero un gato que sea celoso y que me quiera sólo para él, que sea receloso conmigo y que me guarde las mejores cosas de su vida para mi, que me incite a que nos quedemos solos en la oscuridad. Que si alguna vez nos perdemos, que sea juntos, para así encontrarnos a la vez.
Quiero que un gato me vea crecer, y me ayude a desvestirme los vaqueros, jueguen conmigo cuando yo no tenga con quién jugar, que me vea beber agua por las noches y me vea hacer la tarea por las tardes.
Que si me pierdo, salga a buscarme, que si me duermo, no vacile en despertarme.

Yo quería un gato, y ahora tengo dos. Ahora ni dormiré por las noches ni tendré suficientes calcetines para ellos. Pero eso sí, voy a sonreír mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario