27 junio, 2012

Pide un deseo


La estúpida manía que tengo a veces de confiarle mis secretos y sueños a los prejuicios de mi infancia y a la magia.

La verdad, no sé a quién se le ocurrió que si veías una estrella fugaz y pedías un deseo se cumpliría, pero me he dado cuenta de que si no se cumplen, es porque tardo demasiado en pedirlo. Las estrellas son más rápidas que yo, y siempre le he pedido el deseo al rastro de la estrella, y sé que muchas veces es difícil seguir el rastro a lo que desaparece con sólo verlo. De ahí que sea fugaz. De ahí mi estúpida actitud de intentar ver una y pedirlo a la vez, pero creo que si pusiera la misma perseverancia en conseguir por mi misma ese deseo, tendría más probabilidad de que se cumpliese. Como las velas en la tarta de cumpleaños, como las pestañas en el pulso de dedos...

Me consideraría una cobarde por dejar muchos secretos en las estrellas, por ser demasiado reservada o desconfiada cómo para contárselo a alguien. Y una tonta por enterrar muchos sueños en las velas de la tarta, y sobre todo, por no luchar para conseguirlos.

Aunque yo sinceramente, prefiero decir que me gusta ser discreta y que prefiero sorprenderme a mi misma de lo que haya podido conseguir sin darme cuenta, ser la única partícipe de mis progresos o reírme de lo que haya podido querer en alguna ocasión... Todos pensamos en tonterías, pero después de todo,

 ¿Quién esperaría por un par de estrellas, de pestañas o de velas teniendo la posibilidad de adelantarse a todo viviendo cada día?

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